¡Hoy cumples un año! ¡Que tu día esté lleno de alegría, pues no se cumple un año cada día! ¡Te queremos mucho porque a pesar de tu corta edad, nos has traído dicha y felicidad! Para Josh (y tu papá). Os queremos mucho a los dos y esperamos que paséis juntos un feliz cumpleaños y un mejor día de Acción de Gracias. Besos, Rosie y Katie

Queridas Rosie y Katie: Gracias por el oso de peluche que me enviasteis por mi cumpleaños. Le he puesto Osito. El nombre se le ocurrió a papá por su cuenta. Es muy listo. Me encanta morderle la oreja y llenarlo de baba porque así cuando papá lo abraza se le moja toda la cara. También me gusta lanzar a Osito desde la cuna en plena noche y luego chillar hasta que papá viene a recogerlo y me lo vuelve a dar. Lo hago para reírme. Papá no necesita dormir. Está aquí sólo para darme de comer y cambiarme los pañales. Bueno, tengo que dejaros. Me espera un fin de semana muy ajetreado con papá.

A las nueve comeré y soltaré un eructo, y luego intentaré dar unos pasos por la sala de estar. Sé que puedo hacerlo. Cualquier día de éstos dejaré de caerme de culo… Gracias por Osito. Os quiero y añoro a las dos, Josh (y papá)

De: Rosie 

Para: Alex 

Asunto: Felices treinta. 

¡No puedo creer que no celebres tus treinta con una fiesta! ¿O es que das una y no me has invitado? ¡No sería la primera vez! Madre mía, pensar que de eso hace ya veinte años. Nunca creí que llegaría el día en que recordaría cosas que hubiesen sucedido tanto tiempo atrás. En fin, feliz cumpleaños. Tómate un pedazo de pastel a mi salud.

De: Alex 

Para: Rosie 

Asunto: Gracias 

Perdona que no haya dado señales de vida. Estoy casi a punto de terminar mi residencia aquí y pasar otros dos años de residente en el programa cardiotorácico. ¡Ya casi he terminado mis cien años de estudios! Este año no estoy para celebraciones, ando demasiado atareado intentando devolver mi préstamo estudiantil millonario.

Tiene un mensaje instantáneo de: GREG

GREG: Hola, cariño, ¿cómo te va la jornada? 

ROSIE: Hoy es uno de esos días que se hacen interminables. Este fin de semana están reservadas todas las habitaciones del hotel por el desfile del día de San Patricio. Han ido llegando grupos enormes uno tras otro, de modo que no he parado ni un momento de registrar huéspedes. Ahora hay una cierta calma y estoy fingiendo que estoy atareada con el programa de reservas del ordenador, así que no me hagas reír o se me verá el plumero. Bueno, cuando digo «calma» quiero decir que nadie nos está dando la lata en recepción: el ruido que hay en el hotel es harina de otro costal. En el bar hay un grupo inmenso de americanos cantando juntos viejas canciones irlandesas. ¿Puedes creerte que se han traído uno de esos grupos de música tradicional irlandesa al hotel para que los entretenga? No había visto tantas caras pintadas de verde y pelos teñidos de naranja en mi vida. Por desgracia, parte de la familia de Bill Lake ha venido desde Chicago. Son unos treinta, así que hago gala de mi mejor comportamiento. Al parecer tiene un sobrino que toca el trombón en la banda de la Universidad de Chicago y el chico participará en el desfile del domingo. Me muero por terminar la jornada. Me duele la cara de tanto sonreír y los ojos me escuecen de tanto mirar esta maldita pantalla de ordenador. ¡Estoy contentísima de que Bill me deje librar este fin de semana! Es un encanto. Ya no recuerdo la última vez que tuve un sábado libre o dos días seguidos de fiesta. Bien, eso significa que, por una vez, esta noche podemos salir sin que tenga que preocuparme de levantarme temprano mañana. Podríamos quedar con Ruby y Ted. Estaba pensando llevar a Katie y a Toby al desfile el domingo, ¿qué te parece? Perdona que me enrolle tanto, pero es que es como si volviera a estar en el colegio un viernes por la tarde esperando que sonara el último timbre para empezar el fin de semana.

GREG: Vaya, Rosie, lamento empañar tu buen humor pero tengo que irme a Belfast esta noche. No me he enterado hasta esta misma mañana, por eso no te he dicho nada antes. Lo siento.

ROSIE: ¡Oh, no! ¿Por qué tienes que irte a Belfast? 

GREG: Porque hay un seminario al que tengo que asistir. 

ROSIE: ¿Qué clase de seminario? 

GREG: De finanzas. 

ROSIE: Hombre, ya sé que es de finanzas. No esperaba que fuera sobre cocina francesa. ¿Tienes que ir? ¿Alguien te echará en falta si no vas?

GREG: NO, nadie me echará de menos, la verdad, pero quiero ir. Esos seminarios son muy interesantes, ¿sabes?, y tengo que llevar la delantera.

ROSIE: Pero ¿qué más puedes aprender sobre los malditos bancos? Te dan dinero y te piden que les devuelvas diez veces más. No lo veo tan complicado.

GREG: Lo siento, Rosie. 

ROSIE: Menudo fastidio. De todos los fines de semana que Bill me da libres, tienes que irte precisamente éste. Supongo que eres consciente de que no voy a tener un fin de semana libre hasta dentro de un año, ¿verdad?

GREG: Me encanta que nunca saques las cosas de quicio, Rosie. Escucha, tengo que ir, ¿de acuerdo? Ya hablaremos más tarde. Te quiero.

ROSIE: Por cierto, antes de que te vayas, ¿has visto la factura del teléfono esta mañana?

GREG: ¿Era muy alta? 

ROSIE: Imagínate. 

GREG: Maldita sea. Eso es por el rato que te pasas enganchada a internet enviando emails. No entiendo por qué Ruby y tú no podéis quedar para veros como la gente normal.

ROSIE: Pues porque ningún establecimiento nos permite despatarrarnos en sus sofás en pijama y fumar. Es mucho más cómodo estar en casa. Además, ¿no crees que el importe de la factura podría tener algo que ver con todas las horas que te pasas al teléfono cada semana charlando con tu madre para convencerla de que es perfectamente capaz de vivir sola?

GREG: ¡No sé por qué tengo la impresión de que en realidad no tienes inconveniente alguno en que me pase las horas que haga falta tratando de convencerla, cariño!

ROSIE: ¡Es verdad! Oh, ojalá conociéramos a un director de banco que pudiera concedernos un préstamo… Qué fácil sería la vida…

GREG: Por desgracia las cosas no funcionan así, Rosie. 

ROSIE: Imagínate mi desilusión al descubrirlo después de casarme contigo.

GREG: Te quedaste conmigo pese a todo. Te lo agradezco. Ahora tengo que dejarte, no me queda más remedio que denegarle una hipoteca a un cliente, para que veas. Te quiero.

ROSIE: Te quiero.

De: Kevin 

Para: Rosie 

Asunto: Mi hermana favorita 

Hola a mi hermana mayor que más prefiero en el mundo entero. Soy Kevin. Mándame un e-mail en cuanto puedas. Estoy en el ordenador de la universidad, ¡internet gratis!, y quiero preguntarte una cosa.

De: Rosie 

Para: Kevin 

Asunto: Re: Mi hermana favorita 

¿Por qué sólo sé de ti cuando necesitas algo?

De: Kevin 

Para: Rosie 

Asunto: Re: Re: Mi hermana favorita

Pareces mi ex novia. ¿Qué te hace pensar que necesito algo? A lo mejor sólo quiero ponerme al día y enterarme de cómo le va la vida a mi hermana. ¿Qué tal Katie? Dile que he preguntado por ella. ¿Qué tal Greg? Dile que he preguntado por él. ¿Qué tal Alex? Dile que he preguntado por él. ¿Ves lo interesado que estoy por tu vida? Si alguna vez necesitas un canguro para Katie no tienes más que decírmelo, será un placer echarte una mano. Bueno, no tengo más que decir, cuídate y llama de vez en cuando. P. D.: ¿Existe la posibilidad de que le pidas trabajo a tu jefe para mí?

De: Rosie 

Para: Kevin 

Asunto: ¡Ajá! ¡Ajá! 

¡Sabía que tenía que ser una trampa! Por lo general te importa un bledo cómo me va la vida. Katie está bien, gracias, igual que Greg y que Alex. Podrías ver cómo están con tus propios ojos si alguna vez te dignaras venir a visitarnos. Sí, me encantaría que te ocuparas de Katie, muchas gracias, pero no sé si debo confiar en ti después de lo que ocurrió la última vez.

De: Kevin 

Para: Rosie 

Asunto: ¡Hace seis años! 

¡Vamos, Rosie! De eso hace por lo menos seis años, ¡sólo tenía diecisiete! ¿Cómo pudiste darle a un chico de diecisiete años la llave de un apartamento y no contar con que invitaría a unos cuantos amigos? Es lo más normal.

De: Rosie 

Para: Kevin 

Asunto: ¡Normal! 

Kevin, dejaste el piso hecho un asco. La pobre Katie estaba aterrorizada y a mí me disgustó encontrarte dormido en mi cama con aquella… con quien fuera…

De: Kevin 

Para: Rosie 

Asunto: Ha llovido mucho 

Bueno, dijiste que estaba en mi casa… Da igual, ha llovido mucho desde entonces, ahora los dos somos adultos sensatos. (Tú un poco más que yo: ¡treinta el mes que viene!) Me encantaría que pudieras ayudarme. Te quedaría eternamente agradecido y te lo digo en serio, de verdad.

De: Rosie 

Para: Kevin 

Asunto: ¡Me debes una! 

De acuerdo, pero no esperes gran cosa. Y no lo eches todo a perder, o Bill lo usará contra mí y arruinará mi grandioso plan general para hacerme con las riendas de este hotel.

De: Rosie 

Para: Alex 

Asunto: ¡La vida! 

Madre mía, Alex, ¿quién sabía que Kevin ha aprendido a caminar y hablar? Pensaba que todavía iba al colegio. Y de repente ha crecido. Tampoco es que haya sido la confidente de sus andanzas, ya lo sé. Es muy reservado. El mundo debería andarse con ojo con las personas como él. Las cosas cambian muy aprisa. Justo cuando te acostumbras a algo, ¡zas!, cambia. Justo cuando comienzas a entender a alguien, ¡zas!, se hace mayor. Con Katie me pasa lo mismo. Cambia cada día; su cara es un poco más adulta cada vez que la miro. A veces tengo que dejar de fingir que me interesa lo que está diciendo para darme cuenta de que realmente me interesa. Vamos juntas a comprar ropa y sigo sus consejos. Salimos a almorzar y nos reímos de tonterías. Me veo incapaz de rebobinar hasta el momento en que mi hija dejó de ser una chiquilla y se convirtió en una persona. Y además se está convirtiendo en una persona fantástica. No sé qué pretendo con este e-mail, Alex, pero últimamente he estado pensando en un montón de cosas y estoy un poco hecha un lío. La vida está hecha de tiempo. Los días se miden en horas, los salarios se miden en función de esas horas, nuestros conocimientos se miden en años. Robamos unos minutos a nuestras jornadas para tomar un café. Volvemos corriendo a nuestros puestos, miramos el reloj, vivimos de cita en cita. Y, sin embargo, el tiempo termina agotándose y en el fondo de tu alma te preguntas si esos segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años y décadas se están empleando de la mejor manera posible.

Todo da vueltas a nuestro alrededor: trabajos, familia, amigos, amantes… Te vienen ganas de gritar «¡ALTO!», mirar alrededor, cambiar la disposición de unas cuantas cosas y luego continuar. Seguro que entiendes lo que quiero decir. Sé que ahora mismo estás pasando una época muy difícil. Por favor, recuerda que siempre estoy aquí para lo que sea. Te quiero, Rosie